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RIVER, UNA ETAPA PARA DISFRUTAR
Después de un período de tres años consecutivos de préstamos del Real Madrid a Independiente, llegó un momento en el que el Madrid quería que jugase todavía cedido, pero en el fútbol europeo. De las posibilidades que ellos me brindaban ninguna me convencía plenamente, por lo tanto les dije que quería seguir jugando en la Argentina ya que así seguía mi crecimiento como jugador. Ellos accedieron, pero con la condición de que debía jugar en River o Boca, que eran los dos clubes argentinos más observados en el viejo continente. Así fue que surgió el interés de los dirigentes de River y terminé arreglando una cesión por un año en el equipo de Núñez para la temporada 2001/02. El entrenador era Ramón Díaz, y fue quien hizo más fuerza para que yo fichara en ese momento. Apenas me incorporé, me tocó debutar en la cancha de River en un partido de la Copa Mercosur contra el Gremio de Brasil. Debuté haciendo un gol con un golpe al vuelo muy lindo. Así comenzó mi temporada en River y puedo decir que fue casi una premonición, ya que fue la temporada en que más goles hice de toda mi carrera, aunque es cierto también que durante buena parte del año jugué casi como una media punta detrás de los delanteros. El Apertura, mi primer torneo en River, lo peleamos cabeza a cabeza con Racing y terminamos cediendo en algunos partidos que nos costaron el título. Uno de esos encuentros que no pudimos ganar fue el que jugamos con Boca en el Monumental. Obviamente será imposible para mí olvidar mi primer Superclásico, sobre todo si pienso cómo se estaban dando las cosas. Antes de que empiece el partido, la gente de River había hecho una producción con papeles y banderas pocas veces vista en un estadio, y cuando comenzó todo estaba para nosotros. Jugamos un primer tiempo muy bueno y nos fuimos al descanso con un resultado de uno a cero a favor, con la fortuna de haber convertido yo ese gol con un cabezazo cruzado entrando por el segundo palo tras una gran jugada de Ortega por la banda derecha. Hasta ahí todo perfecto, uno a cero y con gol mío, más no podía pedir. Pero lamentablemente todo se vendría abajo cuando, faltando diez minutos para el final, nos empataron con un gol de Gaitán. Tuve una sensación agridulce: primer tiempo soñado y un final que nos dejó mal a todos. En cambio, en el segundo semestre todo fue distinto. Tuvimos la suerte de ganar el torneo Clausura siendo claros dominadores durante todo el campeonato incluso en el clásico, jugado esta vez como visitantes en la Bombonera. Recuerdo que fue un partido en el que aún teníamos esa sed de revancha acumulada desde el clásico anterior, y sacamos todo nuestro juego y amor propio para golear al eterno rival, y en su cancha. Fue un tres a cero notable, en el que también convertí el primer gol, sólo que esta vez el final fue pleno de felicidad y nada de amargura y desazón como en la cancha de River. Ese partido marcó un poco el andar de nuestro equipo que se consagro campeón en el Monumental contra Argentinos Juniors, con una jornada de anticipación. Partido en el que sufrimos más de la cuenta, porque estuvimos en desventaja de uno a cero contra un Argentinos que el día anterior ya estaba descendido. También hice un gol, el del empate, y no lo celebré por el gran cariño que le tengo a la camiseta del Bicho y a toda su gente. Después ganamos y llegó el festejo tan merecido. Debo añadir que fue una época de mi carrera en la que he disfrutado mucho de ser jugador de fútbol, no sólo por lo hecho dentro del campo --donde por muchos momentos nos divertíamos por el juego que realizábamos-- sino también por el ambiente que encontré dentro del grupo que, creo, fue una base importante para conseguir el título. Recuerdo que mi habitación era la sala fija para juntarnos a tomar mate y a conversar durante horas y horas. Yo compartía la pieza con el Chacho Coudet, y entre los visitantes más asiduos estaban Demichelis, Esnaider, Garcé, Lequi, D’Allesandro, Guille Pereyra, y seguro que me olvidaré de nombrar a alguno que, espero, no se enoje. En fin, una etapa de alegrías y que desde el punto de vista profesional me dio la oportunidad de ganar mi primer título y de estar luego en condiciones de dar el gran salto hacia el fútbol europeo. Por último, tengo que agradecer a los que han confiado en mí para que jugara y triunfara en River, sin hacer nombres, ya que ellos lo saben.